Los cristianos han desarrollado durante siglos diferentes maneras de saltarse a la torera las obligaciones de su fe. La permisividad hacia las costumbres de los varones hizo que la sociedad bienpensante aceptara que el hombre buscara en la carne y el alcohol el consuelo a una vida de entrega y fidelidad que imponían los próximos esponsales.

Las despedidas de soltero han sido durante siglos parte esencial de las bodas, la manera de decir adiós a lo que ofrecía la vida a los hombres libres: reuniones nocturnas con amigos, sexo sin remordimientos y más dinero por ser menos las obligaciones. Y esto sólo ocurría entre los cristianos, porque los musulmanes nunca han tenido que renunciar a otras mujeres al desposarse con una, y los judíos siempre han procurado no celebrar nada que no estuviera recogido en la Torah.

Despedida de soltero

La fiesta de los machos

Hoy, la despedida de soltero continúa siendo una ceremonia masculina, es decir, una excusa para que los hombres se reúnan en torno a vasos y botellas con la intención de divertirse hablando de o estando con mujeres. No es que todas las fiestas de varones sean así, pero éstas lo son porque se impone desinhibirse: vale todo porque lo dice la tradición y porque los amigos te obligan a ello.

Y es que en el adiós a la soltería el protagonista es el marido en ciernes, pero también es la excusa para que sus colegas de correrías, sean casados o no, hagan suya la fiesta y la vivan como propia. Son ellos, los amigos, los que organizan, adornan, programan y reivindican los componentes que harán de esa ceremonia un recuerdo para siempre y un ejemplo para otras despedidas, en las que el ya casado asumirá el papel de comparsa interesado.

La juerga es el trabajo de muchos

Cada año, en España se celebran unas 200.000 bodas, civiles o religiosas. Eso quiere decir que en los días previos, decenas de hombres están dispuestos a gastarse cantidades apreciables para que la diversión sea intensa. Y si hay dinero, hay personas dispuestas a ganarlo.

En este negocio jugoso ya se encuentran empresas que organizan con gran profesionalidad el transporte del grupo a los lugares donde se desarrolle la fiesta; los locales que ofrecen música y alcohol, a veces en exclusividad, para crear el ambiente adecuado; catering para los más hambrientos y artistas del cuerpo que muestran su belleza para jolgorio de la libido. Luego, los límites los marcan los propios clientes: no hay hora para acabar ni faltará nunca botella para consumir; sea cual sea el estado de los invitados, habrá un coche para trasladarles a su casa, y si alguno, o todos, buscan algo más que alegrarse los ojos con las artistas faltas de ropa, pues la oferta se amplía y los gastos por ese complemento también.

Todo ello hará que las bodas se disfruten sobre todo unos días antes de que tengan lugar.

Despedida de soltera

A las chicas también les gusta despedirse

Los muros han caído y las mujeres invaden con justicia todos los feudos masculinos. ¿Que los hombres se divierten por dejar de ser solteros? Pues nosotras también. ¿Que los hombres beben? Pues nosotras como cubas. ¿Que hay chicas con nuestros chicos? Pues nosotras vamos a uno de esos espectáculos donde metemos billetes de mil en los tangas bien rellenitos de hombres repletos de músculos.

Si ha sido una tradición para ellos, ahora va a empezar a serlo para ellas. Por eso las mismas empresas que organizan las fiestas para él ofrecen sus servicios completos para ella: sólo cambian algunos complementos.

Costumbres y bromas

Esas pesadas costumbres de los amigos

Las desinhibición impulsa a muchos amigos del novio a sobrepasar los límites de lo tolerable: si la fiesta es en casa, ¿qué necesidad hay de que te destrocen los muebles, de que utilicen el dormitorio sin pudor o de que obliguen a la chica que se desnuda ante ti a hurgar dentro de tus pantalones si no te apetece&?

¿ Y por qué no hay una ley contra esos invitados que aprovechan el estado de embriaguez del soltero para dejarlo desnudo en el parque o meterlo en un tren de largo recorrido justo cuando al día siguiente se tiene que casar&? Y es que a veces las despedidas son demasiado largas.

Fiesta tras la ceremonia

Y la juerga continúa después

La boda ofrece su fin de fiesta en la juerga tras el banquete. Existen decenas de locales que ofrecen sus servicios para que, de hecho, la ceremonia de la despedida de soltero se prolongue, aunque con nuevos invitados. Los componentes son casi los mismos: alcohol, música grabada o en directo, bailes, bromas, gritos y chicas, aunque éstas sean algo más formales. El objetivo es divertirse, pero también, en muchos casos, dar lugar al llamado efecto dominó, y es que muchas veces las bodas provocan los encuentros y éstos, nuevas bodas.
Y vuelta a empezar.