La capilla ardiente de Miki, como le gustaba que le llamasen, se instaló anoche en la entrada principal del estadio de La Luz en Lisboa y estuvo abierta toda la noche para que los aficionados pudieran acudir a darle su último adiós antes de que sea trasladado mañana por la mañana a su ciudad natal, Gyon, donde será enterrado por la tarde.
A su llegada anoche a la capilla ardiente, el presidente benfiquista, Luís Filipe Vieira, visiblemente emocionado, agradeció las muestras de cariño que ha recibido y quiso dar el pésame a la familia del jugador.
"La institución está viviendo un momento muy difícil, por no decir que es una tragedia. Queremos dar las gracias a todos los benfiquistas y a las personas que acompañaron a Miki desde Guimarães a Lisboa. El Benfica pierde a un gran atleta y a un gran hombre, pero lo más importante es que la familia pierde a un buen hijo y también a un gran hombre", destacó.
Acompañado por el capitán del club lisboeta, Helder, que, muy afectado eludió hacer declaraciones, Vieira aseguró que "lo único que el club puede hacer es garantizar que esta camiseta con el número 29 no la volverá a vestir nadie".
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