A mí me pilló de universitario la huelga del 14D del 88. Cogí el micro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Navarra y pregunté -la víspera- a mis compañeros si se apuntaban a no ir a clase el día de la huelga. Levantaron la mano menos de cinco. Ese era el ambiente revolucionario que pisé en la Universidad.
Para cubrir esa falta de tensión política había fútbol masivamente entre mis compañeros. Muchos de ellos impulsaron los inicios de la peña osasunista Indar Gorri. La revolución era viajar en un autobús, envuelto en bufandas para aplaudir a unos futbolistas. Leían con cuidado las crónicas de los partidos y no se detenían en las páginas de información internacional o, simplemente, en las de política.
Fuí también, estudiante en el CEU San Pablo de Madrid y allí se hablaba todas las tardes de lo que había dicho Jose María García la noche anterior. Así empezaban todas las borotas. La política era muy lateral a casi todos ellos. No digo que sea saludable un exceso de ideologización como la que notamos alrededor, pero acabé harto de fútbol. Tenía en la memoria centenares de jugadores con su trayectoria, jugadas dudosas o goles inolvidables. Había en Madrid afición al fútbol hasta en las chicas (aquí es menos habitual). Hay que escapar de una realidad antipática pero noto una falta de imaginación en el gentío, que debiera de abrirse a otros asuntos ( y no quiero señalar). En Madrid acabé rendido al fútbol para integrarme en mi entorno y lo más revolucionario que se me ocurrió fue hacerme seguidor del Barca, porque todos los equipos tienen su ideología. Por eso era yo siempre de los equipos separatistas, con perdón de ustedes. Pipe Cambra.
Fdo: Pipe Cambra
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