Es evidente que el principal tratamiento para perder peso es controlar la alimentación, para ello hay que proponerse una dieta hipocalórica por varias razones:
· resulta equilibrada, ya que prescindiendo de las calorías innecesarias se complementa con todos los demás nutrientes.
· es menos estresante, puesto que no busca la pérdida espectacular de peso en poco tiempo, sino que lo que pretende es una reducción del peso de forma tranquila, a base de una modificación en el hábito de alimentarse.
· esta dieta se plantea normalmente acompañada de ejercicio físico moderado, sin exageraciones. La reducción de calorías diarias que se propone es de unas 500 a 1000.
Hay que huir de las "calorías vacías"
Algunos alimentos nos aportan exclusivamente calorías, sin ningún tipo de nutriente complementario, lo cual significa que esas calorías pasan a formar parte inmediatamente de nuestro peso. Los principales productores de ese tipo de calorías son el alcohol y el azúcar. Hay que evitar tomarlos en la medida de lo posible; en cada vaso que tomamos con algo de alcohol, metemos en nuestro organismo 7 calorías por gramo.
En el caso del azúcar, hay que vigilar los alimentos puesto que no solamente lo tomamos directamente sino que también está presente en dulces, bebidas refrescantes, helados, etc. 
Sentirnos saciados
Cuando acabamos de comer, si no nos sentimos saciados nos da la impresión de que debemos comer más. Al iniciar una dieta, lo importante es comer más cantidad para conseguir esa sensación, pero sin meternos más calorías de las necesarias. Solo se consigue comiendo más frutas y verduras.
Tanto las frutas como las verduras aportan un alto contenido en agua, en fibra y prácticamente nulo en grasas. Cumplen dos requisitos fundamentales de la dieta baja en calorías: Aportan más nutrientes y menos calorías. El consejo de oro es tomar toda clase de hortalizas y verduras como se quiera, crudas, hervidas, al horno o al vapor, en cualquiera de sus variedades mantienen sus características nutricionales.
Es recomendable usar plantas aromáticas al cocinar ya que éstas aumentan el sabor y de esta forma no es necesario abusar de las grasas al cocinar. Se recomienda siempre cocinar sin grasas, una alternativa es al vapor o al horno.
Evitar el consumo de sal porque favorece la retención de líquidos e indirectamente el sobrepeso, aparte de perjudicar a las personas que sufren de hipertensión.
Productos "light"
Realmente los productos light contienen menos calorías ya que han sido tratados tecnológicamente para ello. Hay miles de ejemplos, el más aceptado es la leche descremada. Los productos light surgen de una sociedad que tiende cada vez más al sedentarismo y a la obesidad, se trata de no cambiar los hábitos alimentarios pero sí el contenido de los alimentos que tomamos. No se ha demostrado realmente su efectividad, pero tampoco resultan dañinos en absoluto.
¿Las patatas engordan?
No es cierto que ni las patatas, las legumbres o el pan engorden por sí mismos como alimentos. Si nos pasamos en su consumo, pueden engordar, pero es mucho más recomendable tomarlos antes que alimentos que contengan azúcares o grasas. Es aconsejable no tomarlos junto a otros alimentos que contengan grasas.
Por otra parte, las legumbres aportan proteínas a nuestra dieta, pudiendo sustituir en algunas ocasiones la carne por ellas. La cantidad que la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda de proteínas diarias es de 0,8 gramos por Kilo y por día. No hay que bajar de este número para no comprometer nuestra salud, es mejor bajar el consumo de grasas tomando leche descremada, quesos descremados, pescado blanco y algún tipo de carne.
Cuidado con la pérdida de agua
Si disminuimos la cantidad de alimentos que tomamos, disminuimos el aporte de agua a nuestro organismo. Hay que aumentar el consumo de agua durante un periodo de dieta. Es recomendable tomar un vaso de agua o de caldo antes de las comidas para conseguir un efecto saciante además de hidratarnos.
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