La historia de la utilización de las velas tiene su antecedente en la adoración que el hombre primitivo tuvo por el fuego. El fuego iluminaba la oscuridad, ahuyentaba la humedad, el frío, y protegía a nuestros antepasados de los animales y de las heladas, y sirve, aún hoy, para hacer digerible el alimento.
Para el pensamiento antiguo, el fuego es uno de los cuatro elementos o sustancias fundamentales que componen el mundo material: Aire, tierra, agua y fuego. El mito más conocido que nos recuerda el origen celestial del fuego es la historia de Prometeo, que robó el fuego a los dioses para regalárselo a los hombres, poniendo en manos de la humanidad un arma poderosa para su evolución. De aquí que una vela apagada no signifique nada, o tan solo algo en potencia, pues su magia y su poder está justamente en poder proporcionar fuego y mantenerlo durante un determinado tiempo.
LA MAGIA DE LAS VELAS
La danzante llama de las velas irradia un poder místico y, durante siglos, los brujos y los magos se han servido de ella como instrumento creador de la atmósfera adecuada para sus hechizos o para la adivinación. También desde hace mucho tiempo, el brillo de la llama de las velas confiere a las festividades religiosas un esplendor muy particular.
Sin embargo, un ritual mágico con velas no es exclusivo de brujos y magos, de religiones o iglesias, casi todo el mundo ha llevado a cabo, en algún momento de su vida, un ritual con velas, quizás incluso sin darse cuenta de ello. ¿Se acuerda de la tarta de cumpleaños con las velas? ¿Una por cada año de su vida? ¿Recuerda que le dijeron que cerrara los ojos, se concentrara y pensara un deseo, y que, después de un soplo, las apagara todas? Ese probablemente fue su primer ritual con velas y seguramente no el único que tiene en su haber.
RITUALES CON VELAS Los rituales con velas son básicamente simples. Para realizarlos tenemos desde las conocidas velas de cumpleaños hasta velas de altar, velas de sacrificio, velas astrológicas y un largo etc. ; también las hay de distintos tamaños y colores, de cera de abeja y de grasas animales.
Utilizar el fuego y las velas en un sentido mágico implica el conocimiento y dominio de los elementos que los componen. En el caso de las velas, se tira del hilo sutil de la luz, de la iluminación, del fuego espiritual que consume la materia obstructora... En el yoga, la mirada absorta en las llamas de las velas encendidas es un método de concentración que sirve para alcanzar un nivel espiritual superior que permite la visión interior y exterior a un tiempo.
La luz de las velas tienen el poder de transmitir serenidad a nuestro espíritu como si fueran un puente con algún poder superior, probablemente por ello las fiestas religiosas se realzan de modo especial con la ayuda de velas encendidas. Todos conocemos los rituales católicos, romanos y judíos, en iglesias y sinagogas, en procesiones, funerales, bautismos, ante imágenes de santos como pidiendo ser tenidos en cuenta, vistos, recordados, favorecidos.
NUESTRO PROPIO ALTAR
Para practicar la magia con velas no hace falta ser adepto de ninguna religión. El camino está abierto a todos. El único requisito es tener fe en algo superior. Después de ello, otra cuestión fundamental, al margen de algunos datos prácticos que damos a continuación, consiste en concentrar nuestra voluntad y nuestro deseo con la fuerza de nuestro espíritu.
Para montar un altar propicio son necesarios: una mesa, preferiblemente de madera; un candelabro, preferiblemente de metal; un platillo con tierra o sal; un vasito con agua; un perfume, una planta, una flor o incienso, un símbolo o una imagen y, por supuesto, la vela. Al encender una vela, o más, para un fin determinado, se establece contacto con el subconsciente, ello se debe a dos principios: la concentración y el uso de un símbolo que sirve de causa. Por ello, quien quiera conseguir algo determinado, debe concentrarse en ello y formular el deseo que pretenda alcanzar de forma clara en su mente. Las velas deben dejarse arder el tiempo que dure el ritual, puede ser el corto espacio de unas oraciones, o podemos dejar que se consuman íntegramente.
Isabel Pose EFE
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